Del día de la mujer y otras yerbas


Soy mujer, estoy orgullosa de serlo, pertenezco a una familia donde somos un, aproximadamente, 90% de mujeres. Tal vez por eso nunca ví a “la mujer” como un ser débil.
En mi familia las figuras más fuertes, más respetadas, más importantes, siempre han sido (y creo que serán) las mujeres. 
Todas esas mujeres fueron cabeza de familia, algunas enviudaron jóvenes, criaron hijos y trabajaron, en épocas que – tal vez -no era tan frecuente. Enseñaron a cada una de las mujeres de su familia, su descendencia, sus nietas y nietos que la mujer tiene los mismos derechos y oportunidades que los hombres, porque, si bien, somos completamente diferentes, somos lo mismo, nos retroalimentamos los unos de los otros. 
Las mujeres somos capaces de engendrar vida, pero necesitamos un “pequeño” aporte masculino para que eso suceda. 
Con esto, no quiero decir que todas las familias funcionen igual, quiero decir que algunas, solo algunas, son dirigidas por mujeres y que si esas mujeres no se encargan de enseñar a “sus” hombres y mujeres el respeto por el otro, si, “otro” en genérico, porque si sabés de respeto, sabés no discriminar por género al respetar, todo sería mucho más fácil, más sano, más amable. 

Desde el inicio, cuando las mujeres comenzaron a levantar su voz y ejercer su lucha, fueron estigmatizadas, marcando la diferencia con los hombres, tildándolas de malas madres, esposas (deber que ya no estamos obligadas a cumplir, gracias a nuestra propia evolución), feas, solteronas, viejas, violentas y también fueron objeto de violencia de todo tipo, sin embargo, no se detuvieron.

Masculinas… O machonas


Feas… O más bien desagradables…

Solas, solteronas o de dudosa sexualidad. 

Malas madres y esposas.

Violentas.

Pos suerte, o mejor dicho, por lucha, hace más de cien años ocurría esto. Estos afiches también son un modo de violencia. Desde que el mundo es mundo, la mujer sufre actos de violencia, pero hay un acto de violencia peor, uno que se engendra en el mismo género, uno que hace que nos juzguemos las unas a las otras, uno que sale desde la mismas entrañas del género femenino, uno que muestra la miseria, uno que revela el “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago” que todos – en el fondo –  tenemos… Es el de las mujeres criticando a otras mujeres, el de mujeres burlándose de otras mujeres, es el de mujeres que van a marchas y pintan cosas como “muerte al macho”, pero resaltan que su amiga está gorda, que se puso algo espantoso, lo mal que le queda, lo fea que está, cuanto envejeció, y cito esos ejemplos por hablar de puras banalidades; son aquellas mujeres que justifican atrocidades por como iba vestida la mujer que las recibió, son aquellas mujeres que colaboran con las redes de trata y permiten que miles de mujeres sean drogadas, violadas, abusadas en todo tipo de sentidos. Son aquellas mujeres que colaboran para que otras mujeres pierdan la dignidad. Esa es la peor violencia.
El día que como género entendamos que nos necesitamos las unas a la otras, que si una mujer se pone una minifalda o ropa sugerente no es puta y que si es puta está bien, porque es lo que eligió y tiene el DERECHO de hacerlo, que si una mujer se presenta a un concurso de belleza por propia decisión, no se la devoró el sistema, o no más que a mí, que vivo pendiente de mi celular, redes sociales y no salgo a la calle sin maquillaje porque me avergüenzan mis ojeras… Esa mujer, la del concurso de belleza, se sabe hermosa y quiere ponerse a prueba… Hasta qué punto está mal? Cuando entendamos que una mujer que es masculina no es lesbiana y que la lesbiana no tiene por qué ser masculina, que la mujer que decide no tener hijos no es menos que la que lo sueña como meta máxima en su vida, que una mujer tiene el derecho a hacer con SU CUERPO lo que quiera y pasar por las experiencias que decida, cuando entendamos que si una mujer decide dedicarse sólo a su trabajo o a su desarrollo personal no es una “desamorada” o “fría y calculadora” sino que tiene pasión por lo que hace, cuando entendamos que hay mujeres que adoran ocuparse de su casa y su familia y no por eso son sometidas, cuando dejemos de usar la expresión “trepadora” a una mina que se rompe el alma para ascender…. Cuando entendamos que cada mujer ES LIBRE DE ELEGIR LO QUE QUIERE PARA SU VIDA Y NO TIENE QUE DARLE EXPLICACIONES A NADIE, incluidas el resto de las mujeres, ese día las marchas van a cobrar un mayor sentido, porque vamos a ser una sola caminando por una misma lucha, la de sentirnos libres… Ese día, vamos a fortalecernos como género, reconociéndonos mujeres en todas las facetas, madres, no madres, putas, laburantes, amas de casa, ese día el #VivasNosQueremos y el #NiUnaMenos van a sonar más fuerte que nunca! Y va a ser tan ensordecedor, que no va a quedar lugar a dudas, ese día… Unidas como una sola, lo vamos a lograr!

Amo ser mujer, soy feliz de ser mujer, siento orgullo de ser mujer y de pertenecer a una familia de mujeres, trabajo para las mujeres y pienso todo el tiempo en mujeres, nada me parece más hermoso que el cuerpo de una mujer, gorda, flaca, embarazada, con las más perfectas imperfecciones.. Nos quiero unidas, nos quiero vivas, nos quiero libres… 

Mi madre, mi hermana y yo – Ilustración @lalailustrada





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